Pocos pueden imaginar el origen del llamado «campamento de verano», o colonias, que con su variada oferta de actividades (inmersión de inglés, iniciación al medio ambiente, deportes, master chef, excursiones…), destinos (Inglaterra, EEUU, Malta, España…) y precios (desde unos 300€ hasta 1.900€ e incluso más) puede llegar a ser considerado incluso como unas “vacaciones de lujo”. Pero lo cierto es que las convivencias de verano en contacto con la naturaleza tienen un origen eminentemente social donde se buscó corregir graves carencias educativas, aunque con el tiempo se han ido adaptando a las necesidades que las sociedades más modernas han ido demandando, hasta llegar a nuestro renovado concepto de campamento de verano.
Las colonias de verano y la Ilustración
En ese sentido de “origen social” encontramos los primeros vestigios de las colonias de estío en la Ilustración, allá por el 1800. Ya Rousseau, junto a sus continuadores, se dieron cuenta de la importancia que tiene la educación fuera del contexto de los colegios, y de la influencia positiva que el contacto directo con la naturaleza tiene en los niños y adolescentes, así como el ejercicio al aire libre ayuda al buen desarrollo físico. Y todo ello dentro de un contexto donde la revolución industrial, con su efecto llamada hacia las grandes ciudades, provocaba situaciones de hacinamiento, falta de higiene y carencias básicas que hoy en día nos parecen normales en gran parte de la población. Por eso hoy en día algunos campamentos de verano aún tienen ese carácter social y muchas veces reciben subvenciones por parte de los ayuntamientos, y otros organismos, para que los bolsillos menos pudientes también puedan disfrutar de esta magnífica experiencia educativa.
El campamento de verano en Alemania
En Alemania, siguiendo esta línea de pensamiento social, se creo el movimiento llamado “Filantropía” diseñado por Basedow donde se defendían las excursiones en los colegios y una educación fuera de las aulas y en contacto con la naturaleza. Este pedagogo Alemán influyó fuertemente en las reformas de la escuela Alemana (y eso a pesar de su mal carácter y otras aficiones poco recomendables). En Francia encontramos a Louis Portier, diputado del gobierno francés que se atrevió a expresar sus ideas en la Convención Nacional delante de sus colegas: “El propósito es trasladar la escuela a un puerto de mar o al campo, medio que sería excelente para desenvolver las facultades morales e intelectuales de los niños, de formar su corazón, de fortificar su cuerpo”. Aquí tenemos una de las primeras propuestas importantes que quiere unir educación formal y medio ambiente.
Sin embargo esta época de revolución industrial no ayudaba mucho a que estas ideas prosperaran, por lo que finalmente no se pudo concretar ningún campamento de verano, aunque, como suele suceder, las teorías interesaron mucho a los sabios ilustrados y se propagaron por los demás países de Europa, especialmente en Inglaterra, Alemania, España y Dinamarca donde, a modo de experimento, se realizaron muchas actividades sueltas de iniciativa privada a lo largo del siglo XIX.
En el próximo post hablaremos de la que se puede considerar la primera colonia escolar, o el primer campamento de verano de la historia.
Continuará…
Blas Cubells Villalba- Educador